lunes, 5 de mayo de 2008

MARIO VARGAS LLOSA confronta la Homofobia ¿sin querer?


Chispas Bellatín, alto ejecutivo peruano alojado en el hotel más lujoso de Londres, espera en su suite a una visitante misteriosa. Al instante hace su ingreso Raquel Saavedra, quien se presenta como la hermana de Pirulo Saavedra, mejor amigo de la infancia del ejecutivo. Por la conversación nos vamos dando cuenta, si ya no nos lo habían contado antes, que Raquel Saavedra y Pirulo Saavedra son la misma persona. Durante la adolescencia, luego de tratar de besar a Chispas, Pirulo Saavedra huye del Perú, se opera y se transforma en Raquel. Chispas Bellatín, por su parte, pasó conflictuado los treinta años que pasaron, debido al beso furtivo y la huída de su incondicional amigo Pirulo. Entre relatos del Miraflores de los años 50, fracasos matrimoniales y fantasías sexuales la verdad se va develando….

La historia no es la de Raquel, como probablemente muchos habrán entendido, es la historia de Chispas y su Homofobia; una Homofobia expresada a cada momento con manifestaciones similares a tu hermano era un rosquete de mierda”, “ese beso fue una rosquetada”, “o sea que siempre fuiste maricón oyo no hago mariconadas (motivo de carcajadas nerviosas e infantiles en los/las espectadores/as). Conforme avanza el drama, nos vamos dando cuenta que es precisamente esa Homofobia la que no dejó vivir a Chispas, la que no le permitió descubrir sus verdaderos sentimientos hacia Pirulo. Finalmente descubrimos que todo ha sido producto de su propio deseo no resuelto hacia Pirulo, porque Pirulo nunca lo besó, jamás se transformó en mujer, ni Chispas tuvo nunca una aventura con ella, ni tampoco se casaron; porque Pirulo en la realidad es su socio de trabajo, es heterosexual y Raquel no existe. Todo fue producto de la fantasía homoerótica de Chispas, a quien la Homofobia no le permitió ser, así de simple, no le permitió ser….

Esta obra, a nuestro parecer, no es precisamente una reivindicación del deseo homoerótico y ello se refleja en que para poder ser objeto de deseo, Pirulo tiene que ser una mujer o haberse transformado en mujer, lo cual demuestra las serias limitaciones (o represiones) de Mario Vargas Llosa en ese tema; tampoco es una obra que pone de relieve el drama transexual. No debe ser entendido así; sin embargo, permite pensar en la idea de que el arte, en este caso el teatro, a partir de lo simbólico, puede hacernos reflexionar acerca de las millones de formas en que el ser humano puede autodestruirse y destruir a los otros, y nos hace pensar también en las formas hegemónicas de expresar los deseos que impiden la libertad.

La obra es reveladora por su lectura entre líneas.

Si fuiste a entretenerte con una obra de MARIO VARGAS LLOSA y no te gustó cuéntanos por qué, si tienes otra percepción diferente compártela; ¿tal vez sentiste el profundo cosquilleo de la identificación clandestina con Chispas?; crees que esta obra puede reforzar la Homofobia? Si este texto te dice algo, comparte con nosotros lo que piensas, aunque no hayas visto la obra de teatro o leído el libro! (y si lo hiciste… mejor!).